Un pequeño conejo, realizado por el tatuador Marcin Aleksander Surowiec, que se levanta para curiosear sobre sus patas traseras, en uno de los costados de su dueña.
Conejo, al que no se ha coloreado con ninguno de sus colores habituales, sino que se ha optado por utilizar su silueta para contener un precioso cielo repleto de nubes y estrellas.