Impresionante obra creada por la mano de Chris Hatch, en el antebrazo de uno de sus clientes, con un motivo tan recurrente como es la muerte.
Una muerte envuelta en lo que parece una especie de sudario y que nos recuerda con su reloj de arena, al igual que los maestros del Barroco, lo cercanos que estamos de su mortal abrazo.