Un tatuaje en el que se fusionan dos de los personajes que formaron parte de la infancia de miles de niños de mediados de los años 90: el explorador Nigel Thornberry y uno de los Pokémon más inútiles del mundo, el Magikarp.
Una mezcla bastante extraña, a la que completa una de las palabras más conocidas del cabeza de familia de los Thornberrys.