Un corazón humano perfectamente definido, dibujado en la parte central del pecho de su dueño por la mano de tatuador alemán Marcel Daatz.
Corazón, al que no le falta ni un solo detalle, que descansa sobre una mano llena de arrugas de la que da la sensación de estar dejando caer la sangre contenida en el órgano que sustenta.